El aprendizaje por asociación
Un perro aprende muchas conductas automáticamente.
Un perro aprende muchas conductas automáticamente, sin que su dueño sea consciente de ello. Aprende recibiendo estímulos positivos o negativos. Lo más frecuente es que un dueño se dedique solamente a aplicar muchos estímulos que al perro le parecen positivos, olvidándose, o negándose a corregirlo (=aplicar estímulos negativos) cuando hace algo no deseado. Si lo único que experimenta son cosas no negativas, aprende a hacer mucho que no nos interesa.
Desde el momento en que el perro llega a su casa, empieza a actuar y a experimentar los resultados de sus acciones, sin saber muy bien lo que está haciendo. Según el resultado decide repetirlo o no. Poco a poco se va haciendo más consciente de lo que hace y de lo que consigue.
Sencillamente hablando, el resultado de una acción puede ser positivo, negativo o nulo. En caso de ser negativo o nulo no suele repetirla. El perro va en busca de lo que más le conviene, evitando lo que no le interesa. Este hecho nos permite evitar que aprenda lo que no nos interesa, conectando alguna sensación desagradable (corregir) con la acción no deseada. Al mismo tiempo podemos enseñarle lo que sí queremos de él, haciéndole experimentar algo positivo (premiar) en el mismo momento en que hace lo que nos gusta.
Donde suele fracasar la educación es en los primeros meses de tener al perro en casa. Al ser tan pequeño a nadie se le ocurre corregirle, todos se empeñan en hacerle la vida lo más agradable posible. Haga lo que haga, se lo permiten sonriendo. Eso de enseñarle... ya se hará.
La realidad es que eso de enseñarle está ocurriendo en cada momento en que le acarician, le dan algo de comer, juegan con él, le prestan atención o le riñen con voz tonta y cara sonriente. Incluso en los momentos en que no le hacen nada aprende mucho. ¡Ladrar o masticar un zapato puede resultar agradable de la misma forma que subirse encima de la gente o vaciar el cubo de basura! Le hace sentir bien mientras no le pase nada desagradable.
En contra de lo que cree mucha gente, un cachorro empieza a aprender en el momento en que nace, lo cual implica que se puede enseñar al pequeño desde muy joven. El que dice que no quiere enseñar a un cachorro porque le da pena, se olvida de que aunque no le enseñe, está aprendiendo, pero de forma incontrolada. Más vale hacerse consciente de cómo aprende y cómo influir en este proceso, porque de lo contrario acabarás con un perro maleducado. Aunque nunca es tarde para reeducarlo, es mejor encaminarlo bien desde un principio.
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