Acostumbrar al cachorro

Acostúmbrale de pequeño a las molestias que formarán parte de su vida.

Muchos son los dueños que se quejan de que su perro no quiere ir al veterinario, a la peluquería o que no se deja bañar y/o cepillar, manifestando miedo, agresión, excitación, etc. No poder estar solo es una manifestación más del mismo problema: el no haber sido acostumbrado a todas estas "molestias" que complican la vida canina. En el fondo ocurre que por no haberlo acosumbrado desde pequeño tanto los dueños como en primer lugar el perro tienen que sufrir más de lo necesario.

Los dueños que se enfrentan a estos problemas ya establecidos tienen como remedio un proceso de reeducación. Los felices propietarios de un perro muy joven (menos de 3 meses de edad) están todavía a tiempo de evitar disgustos mayores más adelante, habituando al recién llegado a las visitas al veterinario, peluquería, baños, cepillados, quedarse solo en casa y demás posibles molestias a las que se enfrentará el pequeño más adelante. Si pronto conoce todo esto como eventos positivos no tendrá problemas.

Para que tu perro se acostumbre a las visitas al veterinario podrías llevarlo durante los primeros meses con mucha frecuencia. Este le podría hacer una sencilla exploración fingida, mirándole los ojos, orejas, patas, etc., para terminar dándole una chuche que al cachorro le guste mucho (llévate un trocito de queso, p. ej.) Actuando así conseguirás que tu perro entre en la consulta con alegría en vez de miedo. Tu veterinario querrá colaborar en la educación de su cliente: es el primer interesado en que sus pacientes le visiten sin temores.

Si lo cepillas todos los días varias veces en ratitos cortos, de forma agradable, terminando cada sesión dándole una chuche, evitarás que no le guste cuando debas hacerlo de verdad. Si para cepillarlo por primera vez esperas demasiado, tendrá ya tantos nudos formados que su primera experiencia con el cepillo será negativa. Para las visitas a la peluquería, aplica lo mencionado antes sobre el veterinario.

También conviene acostumbrarlo al baño desde muy joven. Como sabes, el exceso de champú es malo para el pelo y la piel de tu amigo cuadrúpedo. Usando solamente agua templada puedes bañarlo muchas veces logrando así que se acostumbre. Intenta que no se asuste las primeras veces con el chorro del agua. Recomiendo usar un cubo y un cuenco para los primeros baños. Como siempre, termina el baño con una chuche.

Problemas tremendos produce el no poder quedarse solo en casa. A veces es horrible lo que sufre un perro al verse separado de su dueño. Casas enteras comidas (tuvimos un alumno que arrancó incluso los cuadros de las paredes), vecinos alterados por los ladridos, dueños que no pueden salir de casa porque su perro no aguanta ni 5 minutos de soledad. Si de pequeño acostumbras a tu perro a quedarse solo (aun cuando estés en casa) evitarás sufrir estos problemas. No le permitas el contacto contigo siempre que te busque, niégaselo a menudo, oblígalo a quedarse en su sitio a veces. Mientras esté ahí debes ignorarlo por completo (ni mirarlo). Empieza a enseñarle poco a poco. Primero a quedarse en su sitio sin salir de la habitación donde él está. Después, vas saliendo de ella poco tiempo, y lo vas aumentando paulatinamente. Esto es importante: poco a poco, porque si de repente lo dejas solo demasiado tiempo, quizá se inquiete. Una vez que esto va bien, podrás salir de casa, por primera vez sin el perro, poco tiempo e ir aumentándolo. Es también importante que ni te despidas ni lo saludes al volver. Es mejor actuar como si no pasara nada. Un truquito útil es dejarle una radio puesta con el volumen bajo.

Todo esto sale mejor si empiezas cuando el cachorro acaba de llegar a casa. Por supuesto, debe tener cierta edad, alrededor de siete semanas. Es el mejor momento para, poco a poco, acostumbrar a tu cachorro a todas estas molestas obligaciones de la vida de un perro. Las costumbres, tanto las buenas como las malas, necesitan tiempo para establecerse. Todo el tiempo que dediques a enseñarle buenas costumbres se verá recompensado.

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Willy Nijsen