Publicado: 13/06/2008 10:22
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Con Molly, yo también he pasado por las dos cosas: hacer el pis en casa hasta los 9 meses y comerse sus heces cuando le da la gana.
Sobre el pis, es cierto que no conseguí quitarle esa costumbre hasta que empecé a pasar de ella en casa y la recompensaba en la calle cuando lo hacía bien. (Con las cacas curiosamente nunca ha habido ningún problema, desde muy chiquitina las hacía voluntariamente en la calle. Sé que lo he escrito en otro lugar del foro pero, no recuerdo dónde).
Empecé a recompensarla dándole trocitos de salchicha y montándole una fiesta de elogios cada vez que agachaba el culete en la hierba y hacía el pis allí. Por supuesto, durante algunos días, siguió haciéndolo en casa. No delante de mí, porque entonces sólo recibía un NO, pero sí que me encontré el charquito más de una vez. La mayoría de las veces la muy pilla lo hacía por tocarme las narices, pero no volví a decirle nada si no la pillaba "in fraganti", y lo limpiaba cuando ella no estaba. Tardó una semana en dejar esa manía.
Sobre las cacas. Les pasa a muchos perros, especialmente cuando son cachorros pero, a veces, también de adultos. Efectivamente, salvo contadas excepciones, lo hacen simplemente porque para ellos es comida. Tengo un primo biólogo-veterinario que me lo ha explicado bien. Entre las heces siempre hay restos de alimentos sin digerir y a ellos no les huelen mal. Es comida, sin más. Cuando son pequeños y en tanto su organismo no se ha adaptado a una rutina alimentaria, cualquier momento del día es bueno para "un pinchito". De adultos esto ya no pasa normalmente, pero algunos, como mi Molly, que es una obsesa por la comida, lo hacen, a veces, por la misma razón, "es comida". Cuando a Molly la pongo a dieta, porque vayamos a hacer un viaje en coche (la dejo unas horas antes sin comer para que no se maree y vomite), o porque algo le ha sentado mal (ella, casi siempre, es capaz de comer aunque se esté medio muriendo), e incluso si ha comido algo que le ha gustado mucho y se ha quedado con ganas de más (aquí el culpable suele ser mi padre), tengo que vigilarla porque, de vez en cuando, vuelve a intentar comerse sus cacas. Lo que sucede es que, ahora, basta con un NO para que no lo haga (lo mismo que con los pañuelos de papel en el suelo, los envoltorios de bocadillos en el suelo, etc). Creo que es muy importante, en este sentido, mantener un estricto horario de comidas para que el perro y su organismo se acomoden a él; que si se acostumbran a que cualquier momento del día es bueno para echar un bocado, es cuando se descontrolan (a ver qué día consigo hacérselo entender a mi padre).
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